Una velada única para celebrar: Evento Alta Joyería Aura y Tesela
Acompáñenos en la exclusiva cena de presentación de nuestras colecciones de Alta Joyería Aura y Tesela junto al círculo más cercano de Suarez. Familia, amigos y embajadores de nuestra casa compartieron una velada de complicidad y emoción dedicada a la artesanía y al origen de nuestro oficio.
La noche transforma los lugares. Revela matices, esconde otros, y a veces, los eleva a una versión única de sí mismos. Eso ocurrió en Berenis, el espacio que nos acogió para celebrar un capítulo muy especial de nuestra casa. El mismo escenario que durante el día iluminó el saber hacer artesanal de nuestras colecciones, por la noche se convirtió en algo más íntimo, cálido y casi secreto.
La iluminación dibujaba nuevas texturas, las sombras añadían un extra de magia a cada rincón y, en el centro, se reunía todo lo que esta velada representaba: identidad y encuentro.
A medida que los invitados llegaban, el espacio los guiaba con naturalidad a través de la exposición fotográfica de María Morenés, desplegada sobre la estructura de madera en zigzag del recorrido. Las imágenes, cargadas de sensibilidad, dialogaban perfectamente con el ambiente de la noche, mientras nuestros maestros artesanos: joyeros, engastadores, gemólogos y diseñadores… compartían su oficio en directo. No como demostración, sino como conversación: cercana, real, humana. Otra forma de contar que la Alta Joyería empieza en las manos, y continúa en la emoción de quien la contempla.
Fue en este contexto, orgánico y fluido, donde recibimos a amigos, embajadores y personalidades que han caminado y caminan junto a Suarez. Tuvimos el placer de contar con rostros conocidos y amigos de la marca, como Alejandra Gere, Sassa de Osma, Karla Cova Villa, Carola Baleztena, Lulu Figeroa, Inés de Cominges, Alejandra de Rojas y Eliza Arcaya entre otros invitados, quienes, junto a nuestro equipo, aportaron esa complicidad que transforma un encuentro en pertenencia.
Porque si algo define a Suarez, es que el lujo más extraordinario, es sentirse parte de algo grande.
En una de las salas laterales, las verdaderas protagonistas aguardaban: nuestras colecciones de Alta Joyería, Aura y Tesela, reveladas a través de cinco bodegones integrados en el propio mobiliario del anticuario.
Más que bodegones; eran escenas. No era exhibición; era invitación. Y como parte de esa invitación, las lupas, dispuestas junto a cada conjunto, recordaban el concepto del espacio, que la verdadera belleza no solo se mira, se descubre. Que nuestras joyas están hechas para acercarse, para perderse en el detalle, para comprobar que la emoción también habita en lo minúsculo.
La noche llevó a los asistentes a una mesa extensa de varios metros de longitud que se desplegaba con una decoración pensada para potenciar la belleza del espacio. En el eje central, una línea de luz tenue se filtraba sobre la base de las velas, elevando el brillo de los más de treinta candelabros soplados por maestros de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Entre ellos, una decoración floral muy delicada, también dispuesta en jarrones de vidrio soplado, aportaba un orden profundamente armónico.
En este momento de la noche, las conversaciones se alargaban sin esfuerzo y sin prisa. Después, los asistentes se levantaron curiosos al escuchar el sonido de la música, en concreto de la artista Soleá Morente, que con su voz llenó la sala de una fuerza serena, emocionando sin artificios, envolviendo sin imponerse, abrazando el ambiente hasta convertirlo en un cierre sublime para una noche que no buscaba impresionar, sino permanecer en la memoria.
En definitiva esta celebración no fue solo un homenaje a dos colecciones. Fue un recordatorio de lo que somos: una casa joyera que cree en el poder del tiempo, en la belleza del oficio, y en la magia de compartirlo con quienes forman parte de nuestro camino.