Para Breguet siempre ha sido imperativo el dominio técnico y, naturalmente, la de la maestría estética, un ámbito mucho más complejo de lo que parece y que no solo precisa de valiosos conocimientos especializados, sino de esfuerzos constantes para mantenerlos vivos.
La Manufactura es una de las pocas en haber creado bajo su propio techo talleres de grabado, achaflanado, esmaltado y guilloché. Un despliegue muy importante en términos de competencias cuyo objetivo es, por supuesto, la ornamentación de cada reloj –o sea, lo que le confiere su identidad única–, pero también la formación de nuevos talentos en estos oficios artísticos artesanales.
